L’11 d'octubre, es va publicar la Carta Apostòlica "Porta Fidei", amb la qual el Sant Pare, Benet XVI, institueix l’«Any de la Fe» i convida els cristians a redescobrir el valor de les creences
.jpg)
Traducció text Conferència Episcopal Tarraconense
CARTA APOSTÒLICA EN FORMA DE ‘MOTU PROPRIO ’‘PORTA FIDEI’ DEL SUMME PONTÍFEX BENET XVI AMB LA QUAL ES CONVOCA L’ANY DE LA FE
1. «La porta de la fe» (cf. Ac 14,27), que introdueix en la vida de comunió amb Déu i permet l’entrada a la seva Església, està sempre oberta per a nosaltres. Es passa aquest llindar quan la paraula de Déu s’anuncia i el cor es deixa plasmar per la gràcia que transforma. Travessar aquesta porta suposa emprendre un camí que dura tota la vida. Aquest camí comença amb el baptisme (cf. Rm 6,4), amb el qual podem anomenar Déu amb el nom de Pare, i es conclou amb el pas de la mort a la vida eterna, fruit de la resurrecció del Senyor Jesús que, amb el do de l’Esperit Sant, ha volgut unir en la seva mateixa glòria tots aquells que creuen en ell (cf. Jn 17,22). Professar la fe en la Trinitat —Pare, Fill i Esperit Sant— equival a creure en un sol Déu que és Amor (cf. 1Jn 4,8): el Pare, que en la plenitud dels temps va enviar el seu Fill per a la nostra salvació; Jesucrist, que en el misteri de la seva mort i resurrecció va redimir el món; l’Esperit Sant, que guia l’Església a través dels segles a l’espera del retorn gloriós del Senyor.
Si vols consultar el document íntegrament en català
1. «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22). Profesar la fe en la Trinidad –Padre, Hijo y Espíritu Santo– equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor.
Si quieres consultar el documento íntegro en castellano
1. «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22). Profesar la fe en la Trinidad –Padre, Hijo y Espíritu Santo– equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor.
Si quieres consultar el documento íntegro en castellano
No hay comentarios:
Publicar un comentario